mayo 13, 2008
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Pude buscar mi enojo en tantas luchas, pero el danzar de los errores ha mecido la cordura entre tránsitos bosquejos que depuran mi soberbia. Y aun sigo en pie enfrentando esos temores y ofertando la lucha de mis sucesivos pasos que me llevarán al límite de esta precoz existencia.
Quise encontrar mi voz en otra pluma, pero el tintero que acompaña esta vida pasional no empapa más que mi aguda referencia del silencio que profeso en el más remoto verso. Y aun sigo en pie escribiendo irradiaciones sin poder suprimir las consecuencias de este mundo en excelsa obscuridad donde nada brilla para siempre.
Ya la luz no me aterra…
Rathz.
Un intento fallido reveló el suspicaz motivo de esta injusta amenaza, y no te culpo, tu imaginación brilló como siempre, pero el temor de sus variantes reservó esta espera en mi presidio.
Ya mi sonrisa no cae por su propio peso, el plomo de la insensatez corrobora su estribillo y aun así sigo cantando, afinando mis profundidades que aterra el sonido de tu ingenua superficie.
Me aferro al diluvio en hondas manifestaciones y tus gotas de fuego fatigan mi cauce. Es tiempo de caminar solo, la sequía ha cuarteado el pavimento…
Escupí la sangre de Eros por mal tributo de embustera blasfemia y sus riesgos reclaman el inalcanzable predio de una tierra prometida.
Y la venganza crece, tuya o mía, y la única diferencia de aquel riesgo intimidado es la parte demandada que destruye el agravio; y el ciclo de esta desavenencia vuelve a empezar en tus manos sin que quieras… un saludo quizá, e imagino el deseo nocivo de esta injusta amenaza, y no te culpo; tu imaginación brilla como siempre.
Rathz.
El desgastado estropajo de un oficio postergado delató el respiro de un inhabitual hábito de consumo material, y el eco de mi aspecto fatal jamás importó donde quiera que vaya, la irreverencia siempre estuvo presente comprando y vendiendo alternativas con mi cutre animación…
El factor redoblante fue la inspiración en mis actos incondicionales e irreversiblemente voraces que ejercen mis excéntricas costumbres, pero mis crónicas de abolición fueron concisas y la composición permanente del dolor un instrumento que trillar en mis elementales conciertos de vida.
Ahora me siento algo repentinamente parecido a un gasto existencial sin costos de servicio y mis 90’s no regresan por la escena que transito…Creo que es hora de extrañar lo que somos sin dejar de vernos…después de todo, esto no le importa a nadie! El peso de la sociedad devalué hasta el cansancio y absolutamente nadie me exige correspondencia aunque te escriba desde siempre, para siempre…
Grunge Not Dead
Rathz.
La futilidad de todo lo creado germinó en este mar muerto que la lluvia envenenara con la sed inoculada de tu sangre, y aun mi silencio no te nombra ni te mira.
Ya mi sonrisa fue desnudada por coágulos poblados en tus ojos y estas imantadas manos que aseguran conflátil placer en tu piel, aguardando paciente el centicinio que despierte mis desvelos comprimidos desde la primera noche que no nací y tenerte dormida entre mis brazos…pero cada vez más agudizo este sentido que me aleja de tu vida para siempre sin pensarlo, que el instinto más remoto de leer tu mente aunque no pueda me dice que la eternidad no es suficiente para encontrarte nuevamente como humanamente puedo exigir tu cuerpo sin predominar la carne.
Soy y seré quien tú sabes qué fui, y aunque nunca goce de la muerte, opté por dejarte libre de este encierro que atesora mi linaje entre tus venas; Y sólo quise que fueras tan distinta!
Han pasado mil inviernos y estoy cansado de coleccionar abrigos. Mi fuerza resplandece con tu aroma, como el crepúsculo que concentra toda la manifestación del cambio repentino; Aquel me reveló tu poder…
Bienaventurados los que son de amanecer y puedan ocultarse como tú…yo ya agoté mis recursos.
Rathz.
(Inspirado en el Best seller’s de Stephanie Meier)
Estaba a punto de cerrar la historia del pantano que lleva a la cabaña del otro lado de la ciudad de fuego y las cenizas del camino aguardan sus lejanos pasos atizando mi cremado aliento que endulza su pudor en la hoguera.
El cielo ha decolorado y hace mucho que no lanzo esas monedas por la mágica espesura de tu fango paladar pidiéndote un deseo más con el solo bien propósito de exhumar mi soledad y ahí me tienes planeando nuevamente este incólume secreto de un suceso ambientalista en sus trágicas nocturnas.
Y el cielo sigue decolorado cada vez más pero mis monedas brillan en la ausencia terrenal de un hemisferio menor que el mío con la mayor constelación de integrados imperfectos; y qué más da, ya el otro lado de la luna sabe espeso como el fango que no digiere petición alguna y no tengo cambio para rechazar el milagro que un decenio anduve esperando…lo siento, ya no cargo efectivo; entro y salgo como vine.
Rathz.
Sin apariencia inicial abusé morbosamente del ruido por incautar tu silencio, y nadie me vio, sólo un plan perfecto sin miedo alguno…la existencia colectiva del deceso me respalda el jubileo.
Te nombré incansable e interminable y mis gestos hoy respiran tupidos el destino inasible de un tiempo indispensable, en efecto, adoro ser yo mismo y aun mi destino no es perfecto.
Esta escena palidece y ya tomé entre precauciones el pulso de mi muerte, y no lo niego, es la última noche en la suma de mis días que siento los lánguidos pasos de cierto huésped que alberga en mis escritos de sentencia incorrupta; y he de esperar la nostalgia en mi lecho y otros recuerdos de cabecera para verte no llegar en la ausencia del alma, mundo exterior y fragmentos. Invisible.
Recuéstate memoria…de nada sirven artificios
Rathz.
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