agosto 02, 2008

Dr. Mortem

Aunque te cante con irreverencia
Mis manos por ti son libres y esclavas,
Mi sangre teñida en sutiles lavas
manchan mis versos con luminiscencia.

En la diestra de tu gris apariencia
Dejé de existir cuando muerto estabas,
Y aunque tu aspecto fatal ocultabas
Siniestra es la tinta de mi conciencia.

Hoy persigo tu voz por la eminencia
Ante esta vida que en silencio agravas
Con esa singular inadvertencia.

Funesto guardián que el respiro acabas,
No detengas tu ansiada penitencia;
La ciencia no he de ponerte trabas.

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