julio 13, 2008

Epicedio ( a Igor P. )

La soledad embriagaba tu sangre
Ante la sobriedad de lo increíble,
Frente a la realidad incontenible
Que escanciaba tu agridulce vinagre.

Moraste la cueva odiando el enjambre
Cual lobo estepario de alma invisible,
Un paraje mortal incoercible
Que supo siempre guardarse en tu nombre.

Tu esencia mitad raíz, mitad hombre
Ha emancipado su canto invencible
Por libres descensos de nuestra cumbre.

Tu intuición del pretérito admisible
Será en mí aquel resplandor que alumbre
El temor de una muerte indescriptible.

No hay comentarios: