.: Irónicos

marzo 25, 2008

Irónicos

La ironía que ocultan tus engaños
Mal reprochan la discordia buena,
Comprometen la venganza ajena
En exorbitantes pleitos y daños.

Advertidas condolencias de cartón
Entre pasos se vuelven destructivas,
Desorientan por ciudades tan esquivas
Recorriendo hasta el último eslabón.

Criminales avalanchas de camino
Forman predestinadas mortandades,
Tejen desolaciones desde el Hades
Hilvanando cual Cloto aquel destino.

Consorcios remotos de estruendos pasivos
Inmunizaron efectos de poder absoluto,
Cuna de escorpiones del desierto disoluto,
Antídotos recios de usuales distintivos.

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¿Quién soy?...

No soy parte de ningún fundamento, aunque todos pretendan acogerme.
No represento el maldito lado vulnerable de un misterio y menos aun mantengo esta abierta desconfianza por lo desconocido, mis glorias jamás dependieron de jocosas abstinencias.

Soy la realidad encarnada, como muchos y pocos, producto del humano pensamiento, y si la debilidad fuere el blanco perfecto para proponer al hombre su inalcanzable salvación; sumergido en lo profundo de la niebla de mis actos, no distingo qué es la vida desligada a los placeres y los sentimientos.

No soy el propósito de nadie, nada puede cambiarme o callar lo que pienso. Talvez cambie el mundo sin mí o sin vosotros, pero nada es más interesante que afrontar la vida cuando todo acaba; cuando todo muere…

Repito incansablemente que no tengo fundamento, sólo EXISTO… No me acojo a la muerte ante su sobria evidencia, ella sabe que puede tenerme cuando crea conveniente y sin restricciones; ¡Sin formato ni horario si exigiese el arrebato!

Rathz.

Monógrafo Grial

Mi ser se acerca y se aleja de todo y me importa poco qué piense la gente, soy tres veces ausente y un instante vivo, no tengo explicación de irremediable compostura ante el presente que me ilustra haber nacido para arriba, por debajo de este rincón donde escribo cuanto pienso...

Así quiebran mis intentos de sobrellevarte conmigo mismo, soy como dos puertas de un vulnerable reino, una se abre y otra se cierra; pero sé cuándo estas dentro urgando con mi alma en el destierro, y yo sonriendo contigo...

A veces siento flotar centelleantes miradas de esclerótica impaciencia tratando inutilmente interpretar la emoción de mis ojeras palpitantes que dicen absolutamente NadA!, sólo incrusta en mis ojos tu ignota intuición, y el producto de tu medianoche encontrará en mi silencio el platónico reflejo de un cristo pecador, amante y reflexivo del mito que padezco en la luz de una penumbra...y aunque creas conocer un escaso fragmento de mi amargo calvario, te confieso que mi sombra es dulce, tu luz la engendró sin preguntar siquiera la metafísica de mi conciencia en el párpado de mis rojas evidencias. Y ahí vas, gastando tus roidos maderos que se parten y se vuelven contra la visión romana de este oculto emperador.

Rathz.

Impulsivo

Pude buscar mi enojo en tantas luchas, pero el danzar de los errores ha mecido la cordura entre tránsitos bosquejos que depuran mi soberbia. Y aun sigo en pie enfrentando esos temores y ofertando la lucha de mis sucesivos pasos que me llevarán al límite de esta precoz existencia.

Quise encontrar mi voz en otra pluma, pero el tintero que acompaña esta vida pasional no empapa más que mi aguda referencia del silencio que profeso en el más remoto verso. Y aun sigo en pie escribiendo irradiaciones sin poder suprimir las consecuencias de este mundo en excelsa obscuridad donde nada brilla para siempre.

Ya la luz no me aterra…

Rathz.

Incoercible

Quise arrancar este párrafo de mi vida que hace referencia al perpetuo contacto de insalubre beneplácito con la muerte y la cuarentena no funciona en mi dialecto obsesivo.
Traté ser esquivo de tu verbo pero el extremo adicto y mis ansias de querer hacer algo bueno en estos tiempos no son más prácticos que en la edad media, y aun así cargo conmigo esta prédica interminable de invocalizado espanto desde siglos fenecidos, enfrentando la sentencia moderna de tus principios morales que adiestran erróneamente esta naturaleza humana, pero lo que escribo entre lineas trasciende el valor de una errática conquista más allá del contenido de un maldito telegrama... Y ahora que lo pienso, mi criterio no pudo ser más desastroso y desprovisto de deleite, que sin pensarlo plasmo un todo inimaginablemente compatible con mi muerte o la tuya, y lo impropio de la ciencia es mucho más ajeno a la sapiencia evolutiva que no alcanza los estratos subjetivos de algún carma existencial y mucho menos el efecto retardante del ligero pasatiempo de estar vivos... sin siquiera estarlo!

Rathz.

Obscuro Trajinar

Mis sentidos sin sentido abreviaron lo fatal y asociaron sus crueldades para morir un poco en este itinerario de consuelos desvergonzados, y sigo gozando del privilegio que me otorga el silencio enlazado a un gesto de innota desesperación, género particular en mis días de entrega hacia el desván de mis interrogaciones y analíticas sin escritura que dan cabida al espeso mar de realidades.

Me alimento de emociones y lecciones primitivas sin feudo ni posesión, aunque mi actitud diga lo contrario inalterablemente, soy famélico de día y polífago de noche y me cuesta poco entender mi lectura a ciegas. Mis sentidos sin sentido abrevian lo fatal en este habitual itinerario... leer, pensar, trajinar, volver; y morir un poco.

Rathz.

Anecdótica

Un intento fallido reveló el suspicaz motivo de esta injusta amenaza, y no te culpo, tu imaginación brilló como siempre, pero el temor de sus variantes reservó esta espera en mi presidio.

Ya mi sonrisa no cae por su propio peso, el plomo de la insensatez corrobora su estribillo y aun así sigo cantando, afinando mis profundidades que aterra el sonido de tu ingenua superficie.

Me aferro al diluvio en hondas manifestaciones y tus gotas de fuego fatigan mi cauce. Es tiempo de caminar solo, la sequía ha cuarteado el pavimento…

Escupí la sangre de Eros por mal tributo de embustera blasfemia y sus riesgos reclaman el inalcanzable predio de una tierra prometida.

Y la venganza crece, tuya o mía, y la única diferencia de aquel riesgo intimidado es la parte demandada que destruye el agravio; y el ciclo de esta desavenencia vuelve a empezar en tus manos sin que quieras… un saludo quizá, e imagino el deseo nocivo de esta injusta amenaza, y no te culpo; tu imaginación brilla como siempre.

Rathz.

Retrospectiva

A veces me digo a mi mismo si valió realmente la pena exceder a mis instintos...

Destruí el concepto idóneo de tu imagen, y todos a la vez quieren enseñarme una metáfora de vida, mientras trato de encogerme ante impermeables miradas que consumen mi ira lentamente…

La fascinación es oblicua, a ambos nos llega como un columpio fatal; y sólo queda algo imprescindible, algo que no pude entender…Cuando estamos por debajo de todos nuestros errores humanos… ¿Quién agita este implacable juego, que de no salir lastimado, llevo esta maldita marca indeleble de tu sangre en mis manos?

Vuelvo a caer en la misma mañana de siempre y tu agnóstico pensar insulta mi sedienta incitación…una y otra vez.

¡El destino es basura!
Intenta pasar la noche conmigo y eres historia…sólo una triste y fatal historia invertida en lugar y tiempo…

Escogiste la mitad que te tocó, yo sólo cogí la mía… ¡El equilibrio está dado!

Ahora debo discrepar mis análogos sufrimientos que se queman en la hoguera de tu ausencia, mientras elijo el péndulo de mi vida acompasar el cometido impulso que te guía hacia mi punto de partida…

Rathz.

A n a g r a m a

La simbología de tus miedos nunca llegaron al climax de mis fríos pensamientos, ¿ Y he de secar una lágrima por verte quizás? Mi instinto aun no cabe en ese tibio agujero que me ilustra tu eterno camino.

Ahora vuelvo a la rutina de tu ausencia sin que el tópico de resurrectos atienda mis dislocados exilios; y el tiempo no me alcanza para dudar de ti, pues siempre llega la víspera nefasta... siempre enlutado de su muerte.

Pretendo ser inoportuno con tu destino, pero el olor de tus velas bosqueja mi rancio vacío que anhela una llaga en el diestro ofendido, en tu piel... y no verte siempre!

Lo siento, dejé tus llaves en la puerta de mi sien. Me voy.

Rathz.

Hora Zero

Fue demasiado tarde aquel grito adormecido en tus tímpanos de cera por la inusitada voz de mis resbalados ecos mientras tus vectores enfermizos arrastraban sus deseos hacia el borde occipital de algún cráneo trepanado.

Demasiado tarde aun fue alcanzar tu materia en la curva horizontal cruzando el Estigio, que voy sintiendo esta impotencia inacabable de implacable vampiro, que de no tener colmillos dejaría ahogarte con tu sangre.

Mi pasión de cruel enfermo sabía hasta el cansancio la fórmula retroviral que aminoraba tus venéreas intenciones, mas tus fatales obsesiones fueron aun despóticas con mi presencia.

Ahora eres un puñado de tierra que respira la humedad que aborrecías en humanas proporciones, y tu gruta lastimera recalca mi corta insuficiencia por haber cedido mis inmortales tiempos que depuran tu recuerdo, ¡Mas no alcanzaste ver mi cometido!…ya ni sé si es tarde o no para impedir tu marchitado sueño.

Me refugio ciegamente en el bálsamo de tu forado, y entre fúnebres olores tu sombra ya no huele a olvido…”Me ahogo con el polvo de tu carne.”

Rathz.

Iconoclasta

El campanario dobló un miserable gesto en tu acento trillado de enlutada catedral y sigo sintiendo ese latir inocente que ha de dolerme aun por honrar tus obituarios de femineidad pagana, aquella voz entre labios de arsénico hendido en tu triste y blando rostro de madera sacramental que arremete mis sentidos lacerados y retractan mi pecado sin la bendición trivial de restricciones pasajeras que me hace pensar que soy la excepción de tu regla...

Una noche de existencialismo puro y tu cuerpo se da por aludido ante la absurda ventaja de saberte despierta en otros mundos, a cualquier lugar de mi anciano nacimiento sin que el dolor de tus súplicas internas vapuleen mi dorso que se tuerce en la intemperie de esta lástima infinita.

Tus ofrendas no han cambiado en cien esquinas entreabiertas y ahora más que nunca quieres saber la fracción destructiva que arruinó el confesionario de tu suerte?

Ya no juntes tus manos parroquianas que se inclinan a la izquierda de tus males, la verdad jamás se arrodilló ante mí, sólo pulsa tu tacto en mis dedos aceitados y mis tejidos calcinados gritarán más allá de esta capilla que nos quema en este infierno inquisidor por el verbo estrangulado de tu sabia imprecación que emergió de ese miserable gesto...tan letal y subitamente tuyo!

Rathz.

Purpúrea

Mis ojos muertos aguardan abiertos tus pasos que nublan mi lecho ante el silencio tardío. Mi rostro baldío se muestra excitante en la espera y aun sigues oculta entre mis ropas viejas de mis muros colgados.
A escasos metros tan cerca de mí, como un cuerpo ante las debilidades, siempre abierta mi obscura gaveta de recuerdos amotinados que me alumbra tu estoica estridencia, y sólo basta la migaja inquebrantable de mis miedos para recobrar mi aciago pulso y enrumbar el declive desgarrado que dilata tu presencia.
Mis saturnos enredados no disipan la nostalgia de esa noche de Agosto cuando tú te marchaste, y aunque mi sangre no manchaste, llegaste hasta el reverso de su costra…
Hoy que mis ojos duermen en las sombras, el eclipse de tu exergo se extravió entre mis percheros, ahora tengo que matar mi púrpura alcoba antes que amanezca el pensamiento.
Renuncio al puesto que en tu ser fue cossa nostra y verte más nunca en mis instintos pordioseros...
Ya cambié de color mi nicho.

Rathz.

Dolius Abolius

El desgastado estropajo de un oficio postergado delató el respiro de un inhabitual hábito de consumo material, y el eco de mi aspecto fatal jamás importó donde quiera que vaya, la irreverencia siempre estuvo presente comprando y vendiendo alternativas con mi cutre animación…

El factor redoblante fue la inspiración en mis actos incondicionales e irreversiblemente voraces que ejercen mis excéntricas costumbres, pero mis crónicas de abolición fueron concisas y la composición permanente del dolor un instrumento que trillar en mis elementales conciertos de vida.

Ahora me siento algo repentinamente parecido a un gasto existencial sin costos de servicio y mis 90’s no regresan por la escena que transito…Creo que es hora de extrañar lo que somos sin dejar de vernos…después de todo, esto no le importa a nadie! El peso de la sociedad devalué hasta el cansancio y absolutamente nadie me exige correspondencia aunque te escriba desde siempre, para siempre…

Grunge Not Dead

Rathz.

Crepúsculo

La futilidad de todo lo creado germinó en este mar muerto que la lluvia envenenara con la sed inoculada de tu sangre, y aun mi silencio no te nombra ni te mira.

Ya mi sonrisa fue desnudada por coágulos poblados en tus ojos y estas imantadas manos que aseguran conflátil placer en tu piel, aguardando paciente el centicinio que despierte mis desvelos comprimidos desde la primera noche que no nací y tenerte dormida entre mis brazos…pero cada vez más agudizo este sentido que me aleja de tu vida para siempre sin pensarlo, que el instinto más remoto de leer tu mente aunque no pueda me dice que la eternidad no es suficiente para encontrarte nuevamente como humanamente puedo exigir tu cuerpo sin predominar la carne.

Soy y seré quien tú sabes qué fui, y aunque nunca goce de la muerte, opté por dejarte libre de este encierro que atesora mi linaje entre tus venas; Y sólo quise que fueras tan distinta!

Han pasado mil inviernos y estoy cansado de coleccionar abrigos. Mi fuerza resplandece con tu aroma, como el crepúsculo que concentra toda la manifestación del cambio repentino; Aquel me reveló tu poder…

Bienaventurados los que son de amanecer y puedan ocultarse como tú…yo ya agoté mis recursos.

Rathz.

(Inspirado en el Best seller’s de Stephanie Meier)

Explícito

Estaba a punto de cerrar la historia del pantano que lleva a la cabaña del otro lado de la ciudad de fuego y las cenizas del camino aguardan sus lejanos pasos atizando mi cremado aliento que endulza su pudor en la hoguera.

El cielo ha decolorado y hace mucho que no lanzo esas monedas por la mágica espesura de tu fango paladar pidiéndote un deseo más con el solo bien propósito de exhumar mi soledad y ahí me tienes planeando nuevamente este incólume secreto de un suceso ambientalista en sus trágicas nocturnas.

Y el cielo sigue decolorado cada vez más pero mis monedas brillan en la ausencia terrenal de un hemisferio menor que el mío con la mayor constelación de integrados imperfectos; y qué más da, ya el otro lado de la luna sabe espeso como el fango que no digiere petición alguna y no tengo cambio para rechazar el milagro que un decenio anduve esperando…lo siento, ya no cargo efectivo; entro y salgo como vine.

Rathz.

Centígrado

Por un instante imaginé haberla visto en el lugar de siempre con esa misma cálida expresión de su tímida sonrisa al mirar y de pronto no quedó más que el recuerdo de su grata compañía en este espacio que me atrae cada vez que me dirijo a casa por aquella avenida intransitable de mis ruegos, que sólo escuchan y ven lo que quieren sentir más allá de esta capa de polímero que llevo por el único contacto tuyo con mis deseos humedecidos, enmohecidos y ruginosos como una tuerca vieja de taller que ya nadie utiliza.

Mi razón no obedece al cruzar esta calle tan estrecha que me dirige al centro de este viaje de convulso peatón, que sin recordarlo, vago dentro del perímetro rodeado de un aspecto inadmisible por llegar a ti en horarios de atención, aunque sepas que aun tardo demasiado.

Sólo mi piel siente lo que siento, lo demás esta demás, pero por distintas salas donde vuelvo a verla, - en el parque, en el bar o en el cinema - el mencionado retorno evalua mis escasos movimientos que se enduran con el fresco de su aliento, pero el preambulo balbucea en su corta travesía alimentando un adiós en el intento.

Una vez más imagino haberla visto en aquel lugar de siempre con la misma cálida expresión de su tímida sonrisa al mirar y de pronto no quedó más que el recuerdo de esa grata compañía, aun sabiendo que estás ahí, que sólo llegas pero no regresas...

Rathz.

Estructural

La ventaja de un milímetro de espacio en el tiempo me otorgó inescrutables resistencias ante insanas coherencias de un estimulo infeccioso de pudor contra instinto, que mis últimos días como un cuadro literal, me reflejan su excitado padecer.

Mi existencia representa aquel código binario entre ceros a la izquierda y unidades extremas que congelan mis pies con el simple transcurrir de esos dilatados pasos que engrosan la alternativa de un albedrio en su vasta conclusión.

Los futuros más escasos me pretenden todavía, pero mis sueños no predicen su encorvado antojo en la diestra de mi reino.

No soy portador de voces del designio ni transcribo lo que auguran sus bondades y he de hablar por muchos y pocos por que así lo quiso el alma en un pálpito segundo entre milenios...

Que en paz descansen vuestros enojos.

Rathz.

Historial de Histeria

He retocado mis odios para no sentirme el mismo ser que en ocasiones impartió entre detestos y aborrecimientos el conflicto más severo de cuanto conflicto pudiese existir en lo más profundo de nuestro ego; y aun así la decisión fue tan incómoda, herramienta de tortura en mis manos buscando un objetivo en esos cuerpos mientras la histeria de mi voz y el susto riman con el golpe de mi corazón, latido tras latido...

Las vacunas ya no animan como antes y el dolor no convalida el más mínimo favoritismo, todo va lento y suavemente hacia el olvido de algún menguado recuerdo.
Dejé esta nota en la repisa del psiquiatra que me enfrenta cada día en mis noches de no querer más que alucinar el cero negativo y sus frecuencias.

El receptor quedó averiado...lo siento mucho doctor!

Rathz.

Resplandor

Sin apariencia inicial abusé morbosamente del ruido por incautar tu silencio, y nadie me vio, sólo un plan perfecto sin miedo alguno…la existencia colectiva del deceso me respalda el jubileo.

Te nombré incansable e interminable y mis gestos hoy respiran tupidos el destino inasible de un tiempo indispensable, en efecto, adoro ser yo mismo y aun mi destino no es perfecto.

Esta escena palidece y ya tomé entre precauciones el pulso de mi muerte, y no lo niego, es la última noche en la suma de mis días que siento los lánguidos pasos de cierto huésped que alberga en mis escritos de sentencia incorrupta; y he de esperar la nostalgia en mi lecho y otros recuerdos de cabecera para verte no llegar en la ausencia del alma, mundo exterior y fragmentos. Invisible.

Recuéstate memoria…de nada sirven artificios

Rathz.

Antagónica

Hasta qué punto cada ser puede escribir su historia entre lineas indefensas si sólo pensar aquello ruboriza este pálido semblante que responde a tu llamado omnipresente y tan personalizado en todo ambiente, que no quiero recordar; Y no estas aquí para leer mi aliento y pueda sentirte en este cálido dolor aliviando mis entrañas.

Talvez esto quede en el póstumo y recóndito de tus secretos, pero no puedo desligar tu veredicto de inocencia limpiando mi insaciable verborrea. Espero no te ruboricen mis decretos y sólo puedas respirar con aprecio estas flores que te enmienda mi poder (aún escasos más no esquivos) que poliniza mi fe en tu santuario.

Muy bien sabes he vivdo el drama en tu deliberancia, ¿ Y acaso carecieras de protagonismo?...Fuiste el antídoto perfecto sin duda de todos mis enigmas y misterios y aun así la incógnita de mi cristal lució un atiborrado encanto en desaciertos.

Es tu historia ya lo ves, ¡y maldita sea aun sigo vivo! aunque no sienta el perfume amanecer de esas nebulosas noches en el tren... La magia de esta vida sin ti es sólo un truco de fatal ridiculez...

Por unos instantes hubiese querido tenerte sepultada besando la tierra y puedas no ver mi verguenza.

Rathz.

Elitismo a Priori

Desgarrado en mis principios permaneceré por siempre sin constatación alguna por parte de esa morbosa y monstruosa curiosidad que alberga el indómito instinto del aire que respiran, y no pretendo ser esquivo del espacio que comparto sin uds. o sin mí, ya conocen mi ahondado lateral predeterminante de sentir lo que pienso mientras pueda creer que la vida existe.

Así imparto la ventaja de tenerlo todo aunque poco o nada llegue a saberse en la lectura de este refinado tacto que consuela la infelicidad de otros por alimentar su enojo contra alguna que otra hoja en blanco.

Ya saben cuánto los quiero... conmigo o sin mí. Por siempre

Rathz.

Muertos Poemas

Déjenme cargar mis muertos poemas
Sin que la luz del bien mi cuerpo irradie,
Cuánta vitalidad siento por nadie
Y amor encarnado en sus grises eczemas.

No quiero pensar que el mundo me odie
Por rimar mis hegelianos fonemas,
Me abstengo recibir sus anatemas
Aunque la gente que muere me envidie.

Solamente entenderán mis dilemas
Quien a Baudelaire o Bataille estudie,
No voy a negar, comparto sus lemas.

Soy un humano entre santos problemas
Que intenta en vida, la muerte preludie
Cantando herejías de ígneos emblemas.

marzo 25, 2008

Irónicos

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Rathz / Raúl Beas

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